10/7/10

(Capitulo 1) Recortes de Diarios



Diario El Ayer
De Capital Federal
Inseguridad
Horror y conmoción en Olavarría
Hallan un fumigador desmembrado en la bañera. También encontraron sangre de la esposa pero no el cadáver.

Info10

Brutal asesinato en Olavarría
Un hombre descuartizado y una mujer desaparecida. Versiones afirman que fue un mafioso ajuste de cuentas.

Diario Buenaire
Olavarría
Muerte, desaparición y misterio
Encontraron el cadáver de un fumigador “descuartizado y cubierto de cucarachas”. La Policía Científica informó que también hallaron sangre de la esposa, pero no hubo rastros del cuerpo.

Diario Trompeta

Violencia sin fin
El pánico reinante causa una nueva muerte
En una nueva jornada de violencia vecinos encontraron a su fumigador cortado en trozos en la bañera de su hora. Su mujer desapareció.

(Capitulo2) La venganza de las silenciadas muertes de género

Recordó aquella charla que tuvo con su padre. Recordó que le dio todas las balas del revolver, excepto una, que la guardó por desobediencia o por orgullo. No recordó los concejos recibidos.
No soportaba la idea de convivir con una mujer que conoció otros hombre antes que a él. Tenía la imagen de la esposa ideal cuando aquel fatídico viernes, como quien suelta palabras de gracia, reveló no haber llegado virgen al matrimonio.
El martes 26, a las 13, sonó el teléfono. Ella se bañaba y vio la sombra detrás de la cortina. En el silencio oyó el latir de su corazón.
Otra vez el teléfono y seguido, un disparo, y cayó, cayó envuelta en la cortina de nylon con una bala en el pecho y luego, una puñalada en el estomago, aseguró su muerte.
Él permaneció con el arma en la mano. Una paz distante y una triste sonrisa en el rostro lo acompañaban en la solitaria escena, junto a la mujer que alguna vez amó.
El agua de la ducha corriendo entre las formas creadas por el nylon, manchó de rojo la rejilla y salpicó el facón clavado en el cuerpo.
Carnicero de su crimen quiso ser y esconder las evidencias en los vientres de desnutridos animales callejeros. Tomó medidas al cuerpo y al horno y sacó los cálculos.
Al quitar el cuchillo del estomago salieron de la herida miles de cucarachas que cubrieron el cuerpo y, en un acto reflejo, retrocedió y cayó en la bañera mientras veía cómo el cadáver, revestido de insectos, se erguía y avanzaba sobre él.
Otra vez el teléfono sonaba, el agua de la ducha corría y la rejilla, otra vez, se teñía de rojo.

30/6/10

Los Olmedo


El 17 de Octubre de 1945 es uno de esos días en los que la gente, en Argentina, se acuerda exactamente qué estaba haciendo y dónde. Fue una fiesta de todos.
Ésta es la historia de la familia Olmedo. Don Jorge, obrero metalúrgico,-que en realidad su especialidad era la mecánica automotriz, pero como se le ofreció una vacante en “Metal Urgent” y no había muchas posibilidades, dijo que si- estaba arreglando el sifón de desagüe (el caño de debajo) de la pileta de la mesada que su hijo, Albertito (Tito), tapó cuando lavó el mate y tiró la yerba ahí.
Mientras Jorge metía mano en el desagote, su esposa Miriam, con su ropa de entre casa, le cebaba unos “tererés”, por el calor que hacía, con la radio Nacional de fondo, apoyada con su hombro en el marco de la puerta que de la cocina y de espaldas al líving-comedor.
En el líving-comedor, estaba Tito jugando a la guerra con “los soldaditos” y un avión cazabombarderos, que su padre le había regalado el día anterior por su cumpleaños numero nueve. En el juego, Tito simulaba cómo uno de los bandos, el más equipado (con tanques, camiones-ametralladoras y el cazabombarderos), sedía ante el avance, en forma de plaga, del bando menos provisto.
“Listo”, dijo Don Jorge a Miriam y se lavó las manos en la misma pileta. Salió, luego, fuera a tirar la yerba que quitó al árbol de ciruelas y observó, por encima de la pared que separa el patio de la calle lateral, las cabecitas de varios niños y oyó mucho ruido de gente charlando, mezclado con gritos de pequeños, pasos de duros zapatos y ladridos de perros. “Ah…esto debe ser lo que me dijeron en el trabajo”, pensó.
En el líving, con la Mamá a su lado, Tito abrió la puerta para ver qué sucedía. Una multitud de personas copaban lo ancho, hasta los bordes de las veredas con las casas, y lo largo de las calles. De los coches estacionados, a penas se veían los techos. En la esquina, la señora Towneil discutía con un hombre porque, éste, manchó de grasa su guante blanco al chocarla, según él, sin intención.
Tito, al ver llegar a su padre a la puerta, le pidió que lo sentara en sus hombros. Desde allí, observó del otro lado de la acera, un grupo de veinte a veinticinco jóvenes con las camisas desprendidas, mostrando sus pechos desnudos, y a varias personas que, a pesar de la multitud y de que varios traían puestos borceguíes, andaban descalzos.
Desde la multitud, la familia Olmedo recibía cálidos saludos de las personas como “Dios los bendiga, hermanos”, “Saludos compañeros”, y a Don Jorge “Compañero trabajador”, en un saludo que buscaba algún cumplido de familiaridad. El niño, por su parte, recibía gestos de sus compañeritos de escuela cuando acompañaron a sus madres a saludar a Miriam.
“Mirá Papá, es el tío Luís”, alertó Tito señalando hacia la esquina. Pero Luís no podía acercarse, ya que estaba a mitad de calle y la cantidad de gente era cada vez mayor. “Vamos Jorge, venite, venite con todos que no pasa nada”, gritó su hermano conociendo su característica protectora.
“¿Podemos ir Papá?”, preguntó Tito. Don Jorge miró a Miriam a los ojos, ésta tomó las llaves del costado de la puerta, cerró la persiana americana que daba a la calle y le contestó a su hijo por su padre “Si hijito, vamos todos”.

26/6/10

Mundo de ciegos




Odio la porquería en la que estoy inmerso. Lloro por no poder superarla. Me enfado porque existe, y está muy cerca, me toca, me ensucia.
¡Qué asco la tecnología que pudre las mentes! ¡Qué asco la sociedad que pudrió sus vidas! ¡Qué asco salpicarme con esta pestilencia!
Cómo odio tener que luchar contra un mundo que vive y se compromete con sus propias inmundicias. Coexisten con los escombros de altares promiscuos e intentan agradarles con sus actos. “¡Son escombros!”.
Quien más excita la rabia que siento, soy yo. El tropezar con estos escombros miles de veces. Estan por todos lados. Cuando voy y cuando vengo. También cuando estoy solo.
Estan dentro mío, y sus filosas puntas lastiman mi interior. El polvo que generan al chocar entre si, esta raspando mi garganta y se me dificulta hablar, cantar, gritar.
Entran por mis ojos y no sé si salen. Muchas veces los escupo, involuntariamente, y develan que, en realidad, eso que tanto odio, sale de mi.
Vivo en un mundo afectado por mi naturaleza. Indignado estoy. Camino y me tropiezo, miró con qué y me infecto, respiro y lo afecto.
¿A caso no ven por dónde andamos? ¿Soy el único que nota su infección? ¿Habrá alguna cura para este mundo inmundo?
Odio tropezar una y otra vez con estos escombros. Cerraré los ojos e imaginaré un mundo, crearé un “yo” limpio donde mis piés no tropezarán. Donde cantar será respirar, donde mirar será ver.
Pero al cerrarlos, todo ello está ya diseñado. Veo el Sol brillar y también veo su resplandor iluminar los extensos pastizales que antes, con los ojos abiertos, eran escorias, ripios y ruinas.
Puedo ver, por primera vez, gente ciega a mi lado manejarse sin dificultad alguna. En este mundo el discapacitado es el vidente.

26/5/10

Bamboocha: Juego de seducción


(Por Ismael La Rosa)

Luego de un cansador partido de fútbol, la sensación de una garganta áspera presionó a Juan a beber algo que saciara su sentido. Apagar su sed se convirtió en prioridad y la despensa del establecimiento en su meta.

Lejos de lo esperado, encontró en aquel kiosko un laberinto de sabores, donde su decisión lo diría todo. Allí estaba, impuesto en la subjetividad de lo comercial y la inconciencia de la necesidad. Y olvidándose de la causa por la que llegó, se puso a la búsqueda de gustos: “éste no, es muy dulce…y este tampoco, no me gusta la pera. Uhyyy aquel…no,no,pura publicidad”.

En medio de la desesperación que su sed inventaba, todo sentido se desmoronó al verla; desaparecieron los titubeos y las dudas. Generalmente el hombre disimula al encontrar a quien busca, este no fue el caso. Allí estaba ella, detrás de la vidriera. Con su figura angelical mostraba, con orgullo, la perfección su femineidad. El color rojizo de su piel distraía a hombres y mujeres. Aquello que sentía era más que sólo atracción física y, en ese desorden de sentidos, no entendía qué.

Vestida a la perfección, su boca rizó los bellos en las extremidades de Juan, y una gota de transpiración, que deslizó desde el cuello hasta la cintura, activó sus mas bajos instintos.

“Es ella, sin duda alguna, sé que es ella. Sólo al verla me promete un futuro de felicidad. Con esa dama quiero estar, quiero que sea de mi carne. De cualquier modo tiene que ser mía. Pero llegar será difícil. Seguro que todos la desean. No me importa, será mía.” La mente de Juan oscilaba constantemente, pensamientos positivos eran revertidos por negativos, y viceversa.

Al fin se decidió. Qué costo, qué impedimento tendría o Cuánto perderá, no importó. Se afirmó y tomo la iniciativa, fue confiado en sí, la sujetó por la cintura, sin resistencia alguna, y rozó con su boca sus labios diciendo suavemente y en un susurro: “Sólo te deseo”. Su atrevimiento no encontró respuesta alguna.

Cambió la estrategia del juego y acarició finamente su cintura. Con su lengua mojó sus labios y la inclino hasta apreciar la humedad de su boca. Continuó y, así, lo logró.Llena, con su hermosura, se entregó hasta quedar vacía.

- Señorita ¿qué le debo por la “Fanta, naranja-mandarina”?

14/5/10

Buen provecho

(Por Ismael La Rosa)
-Pero no puede ser que cobremos la mitad de lo que nos corresponde ¿por qué no hacemos algo?
-Es que no se puede Jero, están arreglados con el sindicato- afirma Walter
-¿Quién te dijo eso?
-Guillermo
-¿Guillermo, el dueño? pero no podes creerle a él. Te lo dice y se lo dice a todos, para que no se organicen, es más, estoy seguro que lo escuchaste. Lo que él quiere es inhibir todo pensamiento; si vos pensás así, dejame decirte querido amigo, que estas influenciado con el pensamiento de éste restaurante. Pensamiento que el dueño fabricó, creando falsos conventillos y dejando que el chusmerío y la sacada de cuero, que parece que todos son buenos para eso acá, siga. A él le conviene, porque uno no se comunica con el otro y no hay organización-Dijo con mucho enfado Jerónimo, con ansia de venganza y convicción.
-Si, pero...acá ¿con quién podemos contar?-Walter se rasca la cabeza, observando el salón del restaurante- puede ser con Cesar...Barby... ¿en cocina habrá alguien?
-Te das cuenta. Esa desconfianza que tenés, en un trabajo como la gente, no tiene que existir. Vos te podes llevar mal con un compañero, pero en el reclamo por nuestros derecho tenemos que estar juntos- Cortan la conversación para continuar con su trabajo de recepción y sigue-Vos Waly estas de acuerdo, yo también. Nos apoyan Damian y Pablo. En cocina tenemos a Martín y a Fernando, los nuevos están con nosotros. De los 93 que somos ¿Cuántos botones conoces?
Walter piensa por unos instantes mientras Jerónimo recepciona a la gente. Ahora la realidad lo estaba confrontando a él y piensa que es cierto, pues cuando la realidad legal dice que tiene que estar cobrando $14,58 la hora, el estaba cobrando $7,5.
-¿Cuántos botones son?- repregunta Jerónimo
-Calculo yo que son cuatro. Acá en el salón serán cinco, como mucho
-¿Somos más o no?
-¿Y qué podemos hacer Jero?- cuestiona Walter
- Mira, tenemos que elegir delegados, para eso necesitamos que dos personas de nuestra confianza, se postulen. Los postulados deben reunir, como requisitos, un año de antigüedad y un año de afiliado en el sindicato gastronómico. Pero antes de tomar cualquier decisión se tienen que dar unas cosas. Vos, por el momento, quedate tranquilo y no hables con nadie.-concluye Jerónimo...
Continuará (si lo leen).